domingo, 29 de abril de 2018

Seis estudios de interés para los estudiosos de la RSE: Primeros tres



Tengo acceso a una gran cantidad de estudios sobre RSE sobre los cuales me gustaría escribir artículos.  Sin embargo, son muchos y no resulta factible. Pero en algunos casos estimo que es importante para mis lectores conocerlos, de allí que escribo un breve análisis de algunos para que los interesados en profundizar tengan mi impresión y acceso a los mismos (el anterior fue Cinco estudios de interés para los estudiosos de la RSE, de julio 2016, que fue muy bien recibido).  En este caso comentaré sobre seis que, lamentablemente, como de costumbre, todos son en inglés.  Me encantaría comentar algunos en español, pero parece que en nuestra lengua solo se escriben artículos periodísticos o académicos.  Tenemos mucha escasez de estudios rigurosos, pero de aplicación práctica.  Afortunadamente se publicó uno en febrero de 2018, un estudio sobre el Directivo de RSE por DIRSE y Llorente y Cuenca, al que le dedicaré un próximo artículo.

Los seis estudios son uno sobre los ODS, otro sobre las metas en responsabilidad social de la empresa, uno sobre el financiamiento de la sostenibilidad, uno sobre cómo debería considerarse esa responsabilidad en el futuro, uno sobre como evaluar la responsabilidad de las grandes empresas en su cadena de valor y uno sobre el progreso en la sostenibilidad en grandes empresas.



El estudio ha sido producido por una certificadora de proyectos ambientales, Gold Standard (nombre humilde) y la ONG medioambiental internacional World Wildlife Fund. Es otro estudio que pretende promover el logro de los ODS usando el argumento empresarial de que ello ofrece grandes oportunidades de negocio. Sin embargo, este añade valor al hacer una serie de advertencias para no perder la credibilidad (nótese la inclusión de la palabra en el título). Analiza cinco potenciales peligros reconociendo el potencial de greenwashing, o como lo denominan, SDGwashing (ver mi análisis, anterior a este estudio, en De cómo los Objetivos de Desarrollo Sostenible pueden contribuir al greenwashing) y ofrece tres buenas prácticas y recomendaciones para obtener y mantener la credibilidad de los esfuerzos.  Consta de sólo 17 páginas efectivas y es de lectura muy atractiva. Recomendado.

Los peligros que identifican son: (1) Cambiar la comunicación, pero haciendo lo mismo que antes (¡de acuerdo!, greenwashing); (2) Establecer objetivos basados en consideraciones internas (basarse en consideraciones externas es deseable pero para muchas empresas puede ser demasiado ambicioso); (3) No considerar los negativos y las disyuntivas; (4) Basarse en insumos/actividades en vez de en resultados/impacto (¡de acuerdo!); y, (5) Reportes e indicadores inconsistentes (íntimamente ligado al (1)). Las buenas prácticas y recomendaciones son: (1) Comprometerse a la cuantificación de los objetivos y la medición de impacto; (2) Usar los servicios de verificación y certificación independientes; y, (3) Incorporar la cuantificación y el reporte en el proceso de toma de decisiones.

Y para estas tres recomendaciones recomiendan (valga la cacofonía) los servicios de Gold Standard de certificación de impacto de las acciones tomadas en el logro de los ODS, usando sus Gold Standards for the Global Goals. Se aprovecha el estudio para vender sus servicios El estudio si bien tiene valor agregado, no es altruista, desinteresado. Esto reivindica mi pronóstico número 27 para el 2018 “Los ODS será nombrados como “negocio del año” por las empresas consultoras” (ver Mis muchos pronósticos para la RSE en el 2018).


Todo lo que necesitas saber sobre como establecer metas de sostenibilidad para la empresa en 80 páginas.  Este informe incluye los resultados de una investigación por la firma consultora SustainAbility basado en un estudio de la literatura existente y en numerosas entrevistas. Cubre aspectos como las razones para establecer metas (mejorar la gestión, mejorar la reputación, motivar a los empleados, estimular la innovación, responder a demandas de los stakeholders, atender imperativos morales, etc.) los beneficios que pueden traer (mejora en el enfoque de sus actividades y el valor para la empresa, en la reputación, en la coherencia de sus acciones, en el impacto de sus actividades en sus empleados y en la sociedad, etc) los obstáculos que se pueden enfrentar y cómo vencerlos (resistencia interna, dificultades en la medición, recursos, etc.) los riesgos de incumplimiento, el proceso de definición para mejorar el valor aportado a la empresa y el impacto en la sociedad, las características de los indicadores para mejorar el valor para la empresa, una tipología de los indicadores posibles (absolutos, relativos, basados en el ciencia, basados en el contexto en que opera, éticos/justicia, etc.) y como reportar las metas para mayor efectividad.  Incluye numerosos casos cortos que ilustran los conceptos expuestos. 

El informe está dirigido a grandes empresas que tienen la necesidad y los recursos para gestionar metas de sostenibilidad, que deben rendir cuentas a grupos de stakeholders con algún poder sobre la empresa y que pueden capturar los beneficios de establecer y gestionar las metas.  Pero también debe ser de mucha utilidad para empresas de menor tamaño, que si bien no pueden seguir las amplias recomendaciones en su totalidad, si pueden obtener buenas ideas sobre las razones, ventajas, desventajas, procesos, etc. en caso de que quieren comenzar a establecer algunas metas, pero también, con la excusa de las metas desarrollar y gestionar mejor sus estrategias y acciones de sostenibilidad, en particular identificar los aspectos más materiales.  Es un buen repaso de como establecer estrategias de sostenibilidad.


Es el primer informe de progreso de la Sustainable Banking Network que es una red de agencias regulatorias del sector financiero de países emergentes y de asociaciones bancarias.  Tiene como objeto promover el financiamiento de la sostenibilidad a través del desarrollo de políticas, diseminación y otras iniciativas. El Secretariado de la SBN está gestionado por la Corporación Financiera Internacional, CFI, del grupo del Banco Mundial.  En el sitio de Financiamiento de la Sostenibilidad de la CFI se encuentran los informes de progreso de 10 de los 15 países cubiertos en el informe consolidado entre los cuales están Brasil, Colombia, México, Perú y Ecuador (los últimos tres están cubiertos en el informe de progreso pero no tienen informes separados). Califica a los dos primeros como “establecidos” en el financiamiento sostenible, a los siguientes dos como “emergentes” y a Ecuador como “formativo”.  Ningún país miembro de la SBN es calificado como “maduro”.  Hay 19 países miembros de la SBN que por ahora solo han mostrado interés y que no son cubiertos por el informe (incluye a Argentina, Chile, Honduras, República Dominicana, Panamá y Paraguay).


El informe cubre el progreso en los tres pilares de actuación: (1) Gestión de riesgos ambientales y sociales, ES; (2) Flujos de financiamiento a la sostenibilidad; y, (3) Entorno regulatorio e institucional.  El primer pilar cubre la operatoria de las instituciones financieras en cinco áreas: políticas para incorporar aspectos ES en sus operaciones, capacidad y gobernanza del proceso, evaluación de los aspectos ES en sus operaciones, monitoreo de la implementación y transparencia y reporte de resultados. El pilar de los flujos monetarios analiza cuatro áreas de desarrollo: existencia de iniciativas para promover el financiamiento, definiciones de lo que constituye financiamiento ES, recopilación de datos y requisitos de reporte de los flujos y su impacto. El tercer pilar del entorno se compone de tres áreas: nivel de desarrollo de la políticas, mecanismos existentes para la implementación y la participación de otros stakeholders y las posibilidades de desarrollar el mercado.  El progreso de los países en evaluado en cada uno de estos aspectos y se le otorga una calificación final para valorar su grado de desarrollo.   La evaluación es nivel de país y no de instituciones financieras.  El informe presenta un excelente marco con el que evaluar lo que los países están haciendo para desarrollar los mercados financieros locales para atender a las necesidades de la sostenibilidad y lo que debería hacer.  Es de esperar que futuros informes proporcionen información sobre el progreso en implementación, en resultados obtenidos, y no solo en condiciones que sn deseables para ello.

Si bien el informe expresa interés en el marco financiero para temas como el cumplimiento del Acuerdo de París y el logro de los ODS, es de destacar que el sesgo es hacia la parte E ya que la parte S es prácticamente ignorada y en la E el sesgo es hacia el financiamiento de acciones relacionadas con el cambio climático.




domingo, 22 de abril de 2018

Mis veintidos artículos sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la RSE (a septiembre 2023)



La contribución de las empresas al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, ha adquirido gran auge en los últimos años, lo que me ha llevado a publicar una serie de artículos sobre las implicaciones para la responsabilidad social de las empresas ante la sociedad.  En orden cronológico inverso:

9 septiembre 2023


21 enero 2018

29 diciembre 2017

December 19, 2017

26 noviembre 2017

11 noviembre 2017

28 octubre 2017

2 octubre 2016


23 febrero 2016

11 octubre 2015

4 octubre 2015


sábado, 14 de abril de 2018

La responsabilidad social de Facebook



Ante los recientes escándalos sobre la utilización de la información personal sobre millones de usuarios de Facebook para enfocar propaganda electoral en EE.UU. y para influenciar el voto en la decisión de Gran Bretaña de salir de la Unión Europea, cabe preguntarse cuál es la responsabilidad ante la sociedad y ante sus usuarios de Facebook.  El principal usuario de la información, supuestamente privada, en este escándalo fue la firma de consultoría Cambridge Analytica, a nombre de clientes que incluían personas e instituciones que querían favorecer uno de los bandos en las elecciones de EE.UU. y en la votación sobre el Brexit (se sale del ámbito de este artículo analizar la irresponsabilidad de Cambridge Analytica). 

Se discutirá mucho sobre si lo que hicieron esta empresa y Facebook es ilegal, pero lo cierto es que no es legítimo y muy posiblemente no sea ético.  Y aquí esta el meollo de la cuestión:  ¿Cuál es la responsabilidad de Facebook ante la sociedad? ¿Respetar las leyes?  En su testimonio ante el Congreso de EE.UU el 10 de abril del 2018, Marck Zuckerberg, fundador y CEO, al pedir disculpas y reconocer los errores, dijo: “No tomamos una visión suficientemente amplia de nuestra responsabilidad y ese fue nuestro gran error”.  

Surge entonces la pregunta: ¿Hasta dónde llega la responsabilidad de Facebook?  Los expertos en este tema saben que la responsabilidad ante la sociedad tiene unos mínimos, pero no tiene máximos y es algo muy dinámico, depende del contexto de la empresa, del momento en el tiempo, del contexto de los mercados en que opera, de los avances tecnológicos, de las expectativas de la sociedad, entre otros aspectos.

En efecto, la responsabilidad de una empresa como Facebook se extiende a otros ámbitos más amplios y diferentes a los de las empresas tradicionales.  Para comprender esto es necesario analizar su modelo de negocios, en particular su “producto”, que en su caso es menos tangible.  En una primera impresión el producto de Facebook es una plataforma donde los usuarios intercambian información, es un “servicio” que presta la empresa.  Pero, ¿qué pagan los usuarios por ese servicio? En principio parece que el servicio es gratis, pero como dice el popular dicho “there is no such thing as a free lunch”, no hay tal cosa como un almuerzo gratis. Muchos de los usuarios que creen que es gratis no saben cómo y cuánto pagan por el servicio. Algunos usuarios (muy ingenuos), al saber del escándalo, han emitido expresiones como “… yo no sabía que usaban mis conversaciones, mis fotos, mis amigos, quién soy, mis likes, las características de mis amigos…..”  Muchos creían y todavía creen que Facebook se limitaba y limita a poner una plataforma de intercambio de información al servicio de la sociedad. 

En la era digital, el producto de mayor valor es la información, y ese es el precio que se paga por el “servicio”: darle información a Facebook.

Y son muchos los que todavía no entienden que se puede hacer con las trivialidades que colocan en la plataforma.  Parece información inocua. ¿Qué tiene de malo? ¿Qué pueden hacer con eso?  Ya nos hemos acostumbrado que al hacer una búsqueda en Google inmediatamente nos llegue propaganda sobre lo que hemos mirado o que te pida que cuelgues una foto del lugar en que te encuentras, o que te diga a cuantos minutos estas de tu casa (lo sabe, pero con menos precisión, aunque hayas apagado el localizador).

Pero Facebook con el acceso a cantidades masivas de información logra inferir mucho sobre cada uno de nosotros. Cada pieza de información parece ser irrelevante, pero el agregado y las interacciones entre los millones de usuarios es una rica mina de información.  Facebook le saca valor a través del algoritmo que relaciona y combina toda la información para saber nuestros gustos, valores, lo que poseemos, donde estamos, donde estuvimos, relaciones amorosas, amistades, que hemos comprado, preferencias, costumbres, localización, y hasta las inclinaciones políticas.  Y nosotros le hemos dado autorización para que la usen al hacernos miembros (o no se la hemos negado). Te conocen mejor que tus amigos y familiares. [i]

Este un caso de responsabilidad ante la sociedad muy diferente de la gran mayoría de las empresas.  Su producto no es algo que se le da al cliente, es algo que el cliente le da a Facebook: su información.  Es al revés de una empresa tradicional que nos da algo y le pagamos en dinero.  En el caso de empresas como Facebook y Google el pago es en especies: nuestra información.  Por ello, el aspecto más material (en el sentido de la matriz de sostenibilidad) no es la responsabilidad de la plataforma, lo material es lo que hace con lo que los usuarios “pagan” por el servicio, o sea la información que explícita o implícitamente le proporcionan. 

Lo que hace Facebook se ha venido haciendo desde tiempo inmemorial en el mercadeo, a través de encuestas, análisis de opinión, expresión de preferencias en las compras, etc.  La diferencia entre el mercadeo tradicional y Facebook es que este lo hace a escala masiva, utilizando más de 100 catagorías de información sobre cada uno, y muchas veces sin el conocimiento o consentimiento de los aportantes de la información.  Hacen macroencuestas sobre millones de personas sin que se den cuenta y luego hacen análisis a la medida para sus clientes sobre como acceder a los usuarios que les interesan.  Facebook no vende la información cruda, la usa para venderla procesada a instituciones que quieren captar a personas específicas. 

En el caso de Oxford Analytica, esta tuvo acceso a la información utilizando los resultados de una investigación psicométrica que llevaba a cabo un profesor, supuestamente para propósitos académicos.  Obtuvieron información detallada sobre más de 87 millones de personas, sin violar las políticas de Facebook ni invadir sus sistemas de información.  Fue una violación de la confianza por parte del investigador académico.  Hizo una breve encuesta y pedía que para acceder a ella se hiciera el login vía Facebook con lo cual accedió a la información en Facebook de los que respondieron y la de sus amigos (incluyendo la información sobre el mismo Mark Zuckerberg).

Lección aprendida: No acceder a sitios de internet usando la vía de Facebook.

Pero la información que acumula Facebook puede ser usada para propósitos legítimos y no legítimos.  Es allí donde está la responsabilidad ante la sociedad de empresas como Facebook: en asegurar la legalidad y legitimidad de la recolección, transformación y uso de la información.  Y es aquí donde falló.

Además de recopilar información y vender paquetes de información a potenciales anunciantes, que luego usan la plataforma para su propaganda, la plataforma es también usada para diseminar otros tipos de información por partes interesadas.  Esto fue lo que hicieron instituciones desde Rusia, imitando a instituciones de los diferentes países, para tratar de influenciar las elecciones en EE.UU. y en otros países europeos, diseminando información favorable a una de las campañas, muchas veces con falsedades sobre otros candidatos.  Facebook vendía espacio publicitario a quien quisiera comprarlo y ello fue aprovechado para hacer un uso legal, y de acuerdo a sus políticas, de la plataforma, pero un uso ilegítimo.  Después del escándalo Facebook ha implantado controles para asegurar la legitimidad de los anunciantes, pero es muy difícil controlar la legitimidad del contenido.   

¿Es posible asegurar la legitimidad del contenido?  ¿Es parte de su responsabilidad?  En sus declaraciones ante el Congreso de EE.UU. Zuckerberg dijo que Facebook ahora asumía responsabilidad por el contenido. Pero ello parece poco factible, a menos que se ejerza una censura tan estricta que coarte muchas libertades y hasta ahora el deseo de libertad ha prevalecido. No todos los casos de anuncios e información son blanco y negro, hay mucha publicidad engañosa que no parece. Y Facebook ya ejerce censura, pero para cosas relativamente sencillas, por ejemplo, sobre imágenes de torso desnudo (de mujeres solamente) que por extensión han llevado a la censura de obras de arte. 

Pero si alguien puede distinguir entre información falsa y verdadera es Facebook poniendo su avanzada tecnología y el uso de la inteligencia artificial para recopilar y procesar masivas cantidades de información.  Esto será asumir su responsabilidad ante la sociedad.

Con el poder vienen grandes responsabilidades y es de esto que Facebook no se había percatado plenamente, del gran impacto, del gran poder que tienen para hacer el bien y el mal.  Influenciar con la verdad parece legítimo, pero con falsedades no.  Pero, no es fácil determinar la verdad.  Tratar de influenciar es el negocio de las empresas publicitarias (¿cómo articulamos el mensaje para lograr el efecto que queremos?), que es lo que se ha venido haciendo tradicionalmente a través de los medios de comunicación.  Pero no nos engañemos, la publicidad engañosa es difundida en la mayoría de los medios de comunicación, hasta en las revistas que promueven responsabilidad, donde se publican artículos elogiando las virtudes de las empresas que compran espacios publicitarios (irresponsabilidad).  Pero en el caso de Facebook (y Google) la captación es mucho más precisa, enfocada, y mucho más masiva.  Facebook tiene mucha mayor responsabilidad. ¿Puede gestionarla?

¿Reaccionarán los usuarios a este escándalo?  Parece poco probable ya que Facebook se ha encontrado en esta situación otras veces y cada vez que se destapa una aumenta su número de usuarios.  A finales del 2017 tenía 2.200 millones (¡!) de usuarios activos: ¿cuántos se darán de baja?  Sin duda que algunos se preocuparán de mejorar su privacidad.  Pero, es muy posible que seamos indiferentes, ignorantes o perezosos ante la irresponsabilidad de la empresa.  Somos adictos a la droga Facebook. No ejercemos nuestra responsabilidad.

Pero si es muy posible que esto lleve a los reguladores a regular la actividad de las redes sociales, que por ahora operan con pocas restricciones en muchos países, salvo las derivadas de políticas de privacidad, algo en lo que Europa ha tomado el liderazgo con la ley de privacidad que entra en vigor en mayo del 2018.  En su última comparecencia, Zuckerberg reconoció ante el Congreso que la regulación de las redes sociales es inevitable.  Y esta es la otra parte de la solución, pero manteniendo el balance entre protección y libertad de expresión y permitir la innovación.

Y la tercera parte de la solución pasa por las mismas empresas de las redes sociales en gestionar no solo legalmente la información que adquieren, sino además de manera legítima y ética.  Nada fácil ante las masivas cantidades de dinero envueltas.

Algo bueno saldrá del escándalo, aunque sufrirán los precios de las acciones de algunas de estas empresas.





[i] Nunca he tenido una cuenta activa de Facebook (una vez tuve que crear una para acceder a un servicio y no logré borrarla, solo desactivarla: ¿Facebook responsable?

miércoles, 11 de abril de 2018

La sorprendente realidad de la contaminación del plástico



El semanario The Economist publicó el 3 de marzo del 2018 un extenso artículo titulado The known unknowns of plastic contamination: so far it seems less bad than other kinds of polution (about which less fuss is made) (Lo que sabe de lo que no se sabe sobre la contaminación del plástico:  por ahora parece menos malo que otros tipos de contaminación sobre las cuales se hace menos barullo))  En el artículo hacen un análisis de esta contaminación, enfatizando aspectos que no parecen tan graves y otros que sí lo son y que reciben menos atención.   Es un análisis muy realista y muy indicativo de la verdadera problemática.  Ante las sorpresas que pueden producir los hechos y cifras reportados la primera tentación es dudar del artículo, pero mi experiencia es que el semanario es completamente confiable (en esta era de “fake news”), uno puede estar en desacuerdo con las opiniones que expresan y sus inclinaciones políticas, pero no se deberían cuestionar los hechos y cifras que reportan. 

Sobre la contaminación por el plástico, algo tan cercano y visible para todos, a lo que todos mal que bien contribuimos, se han creado en nosotros percepciones firmemente arraigadas, muchas veces basadas en noticias periodísticas superficiales y en nuestras observaciones casuales, que no nos permiten ver la realidad en toda su intensidad y en toda su amplitud.  Este artículo pretende hacer esto.  Para desarrollar esa visión más realista del problema y que sea simple de entender y leer no haremos un análisis de artículo, podría complicar la comprensión del problema, nos limitaremos a destacar los hechos y cifras más relevantes para refinar aquella percepción.

Y aunque a primera vista lo parezca, el artículo no es una apología del plástico.  Quiere poner el problema en su contexto, lo que nos puede ayudar a tomar las medidas que sean mas efectivas para reducir su impacto ambiental.

Aspectos destacables del artículo

  • ·   Desde el 1950 se han producido 6.300 millones de toneladas de desechos plásticos, de los cuales solo el 9% ha sido reciclado, el 12% incinerado y el resto, casi 80% se ha desechado en vertederos y el medio ambiente natural.
  • Coca-Cola se ha comprometido a recolectar y reciclar el equivalente de todos los envases de bebidas que produce cada año incluyendo 110.000 millones (¡!) de botellas plásticas (con nuestras preferencias de consumo podemos forzarlos a hacerlo).
  • Algunos países han prohibido el uso de bolsas plásticas de un uso, otros imponen elevadas multas, los menos las hacen pagar en las tiendas.  La Unión Europea ha introducido una estrategia para acelerar la reducción y reciclaje de estos desechos, [1] lo que es necesario, pero no suficiente, su éxito dependerá de la implementación y del comportamiento de los actores (que pueden no tener los incentivos correctos).
  • La salinidad y la luz solar pueden causar que el plástico se desintegre en partículas, pero mantienen su estructura química y no se descomponen.  El plástico se acumula en el medio ambiente a menos que sea quemado a altas temperaturas para producir dióxido de carbono y agua.
  • El plástico que se ha echado en las aguas es del orden de 10.000 de toneladas.  Hay 50.000.000 millones de micropartículas de plástico en los océanos, que son irrecuperables.




  • Diez ríos descargan el 90% de los plásticos en los océanos, dos en África y ocho en Asia, el otro 10% en los otros tres continentes.
  • A las tasas actuales de disposición, en el 2050 habrá más plástico que peces, por peso, en los océanos.
  • Sólo el 10% de los desechos sólidos son plásticos.  La contaminación ambiental se estima que mata a unos 7 millones de personas anuales, pero el plástico no mata a personas.  No es un problema que tenga alta prioridad entre los temas ambientales.
  • El costo social y ambiental de a contaminación por plástico se ha estimado en US$139.000 millones anuales, de los cuales la mitad corresponde a los efectos climáticos de su producción y transporte, una tercera parte al impacto sobre la salud, cosechas y el ambiente, además de costo de los desechos.  Sólo el 10% son atribuibles al efecto sobre la biodiversidad, pesca y turismo de la contaminación marina.
  • Para ponerlo en perspectiva, los daños de la sobrepesca y la escorrentía de fertilizantes se estiman US$50.000 millones y entre US$200.000 y 800.000 millones respectivamente.
  • El daño por la acidificación de los océanos causada por la disolución del dióxido de carbono en el mar se estima que llegara a US$1.200.000 millones al año en el 2100. 
  • Producir un kilo de plástico emite de 2 a 3 kilos de dióxido de carbono, más o menos lo mismo que la producción de acero y cinco veces que la de la madera.
  •  Pero, pero, pero, como el plástico es mucho mas liviano, reemplazarlo por otros materiales podría multiplicar por cuatro el costo ambiental.
  • Una bolsa de algodón debería utilizarse más de 130 veces para que los costos de las emisiones en su producción y transporte sean menores que los correspondiente a las bolsas de plástico.  El correspondiente costo para una bolsa de papel que no se recicla es de cuatro veces el de la bolsa de plástico.  
  • Y el plástico es insubstituible en muchos usos y, por ejemplo, contribuye a la preservación de alimentos, cuyo mal consumo y desechos si es un gran problema ambiental.

·         

¿Qué se puede hacer?


  • Una alternativa es hacer el plástico biodegradable con la adición de almidón de maíz y aceites vegetales, pero esto os hace no reciclables. 
  • Aumentar el reciclaje como se hace en Europa y EE.UU. resuelve una parte del problema, aunque los bajos precios del petróleo pueden hacer el plástico virgen más competitivo, lo que conspira contra la inversión en plantas de reciclaje y hace la oferta y demanda de reciclables muy variable. 
  • La incineración está perdiendo competitividad ya que la generación de energía con gas natural es mucho más eficiente, en términos de emisiones y costo que los desechos urbanos.
  • Se están probando nuevas tecnologías para la conversión de plástico en hidrocarburos y algún residuo sólido, con incineración a altísimas temperaturas.
  • El gran problema es Asia, sobre todo China, India e Indonesia, y parte de África, no tanto los países desarrollados que consumen más pero reutilizan y reciclan mas y los disponen de manera mas efectiva.   

Mi resumen


  • La contaminación por plástico es un serio problema ambiental, pero no de la magnitud que a primera vista parece ser, dada su gran visibilidad y su ubiquidad en la vida diaria.
  • El gran contaminante son los países de Asia y algunos de África por lo que mejorar la disposición y reciclaje tendría un gran impacto.
  • Los países industrializados también contribuyen, con su elevado consumo, pero tienen medidas para reducir el impacto, aunque se deben intensificar.
  • Las alternativas al plástico, cuando son factibles, también tienen impacto ambiental, que puede inclusive ser superior. Muchas veces nos concentramos en el costo que se evitaría, que lo conocemos, pero ignoramos el costo de la alternativa, que desconocemos.
  • Reciclar, reusar, diseñar los productos y sus empaques son conciencia sobre su disposición final o su reutilización pueden contribuir a paliar el problema, pero lo mejor de todo es reducir el consumo de desechables, con conciencia sobre impacto que ese consumo tiene sobre el medio ambiente.
  • Muchas de las decisiones que llevan a esa contaminación son de tipo económico/legal.  El menor precio, la deficiencia en la implementación de las regulaciones, falta de penalidades por la irresponsabilidad, los precios de los insumos y productos que no incluyen su costo ambiental.  En algunas localidades se impone un sobreprecio al vidrio para estimular su reciclaje o reutilización, pero no con los contenedores de plástico.  Añadirle un sobreprecio por el costo para el medio ambiente es una solución deseable (tipo precio el carbono), pero difícilmente factible en el corto plazo.
·        
    No hay una solución milagrosa.

Post Data

Después de haber terminado de escribir este artículo, el 15 de marzo del 2018, se publicó un estudio de investigación académica sobre la contaminación del agua embotellada con micropartículas de plástico (el estudio completo es Synthetic Polymer Contamination in Bottled Water, con resumen aquí).  Presenta los resultados del análisis de 250 botellas de agua en Brasil, China, India, Indonesia, Kenia, Líbano, México, Tailandia y EE.UU (extraña selección de países ¿porque no Europa?). Los resultados más destacables:

·        93% de las muestras contenían plásticos, incluyendo nylon, teraftalato de polietileno y polipropileno, que se usa para las tapas.
·        65% de las partículas eran fragmentos y no fibras y la concentración iba desde cero hasta 10.000 partículas en una botella
·        La mejor de todas las aguas probadas es San Pelegrino, con mínimo contenido, y con muy bajo contenido, Evian y Dasani.  Las peores son las de los países asiáticos aunque una de las marcas es de Nestlé.
·        Aunque hay mucha especulación, no hay pruebas médicas concluyentes de que sea perjudicial para la salud del ser humano.

La Asociación Internacional de Productores de Agua Embotellada han cuestionado los resultados en base a que el estudio no ha sido objeto de revisión por otros expertos y que o está basada en principios científicos sólidos.  Los autores dicen que sus resultados han sido objeto de revisión por parte de otros expertos y que su metodología es reconocida en el mundo científico.

Estemos atentos.  Mientras tanto si podemos dejar de consumir agua embotellada mejor para nosotros y para el medio ambiente.


  

domingo, 8 de abril de 2018

Mucho ruido, pocas nueces: Activismo de fondos de inversión



Es muy posible que el lector hay oído nombrar a la empresa de gestión de fondos de inversión BlackRock, cuyo Fundador, Consejero Delegado y Presidente del Consejo, Lawrence D. Fink, envió una carta abierta a sus homólogos de las mayores empresas cotizadas, a comienzos del 2018, excitando a las empresas a enfrentar su responsabilidad ante la sociedad (A Sense of Purpose). La carta fue muy laudada y reproducida en muchos medios, no sólo los que se especializan en la responsabilidad social de las empresas.  El más alto cargo de la gestora de fondos más grande del mundo, conocida por el énfasis en beneficios financieros, instaba a las empresas a ser más responsables. Una frase ha dado la vuelta al mundo:

“Las expectativas del público sobre su empresa nunca han sido tan grandes.  La sociedad demanda que las empresas cotizadas y no cotizadas sirvan un propósito social.  Para prosperar en el tiempo, cada empresa no solo debe producir rendimientos financieros, sino que debe demostrar además que hace una contribución positiva a la sociedad.  Las empresas deben beneficiar a todos sus stakeholders, incluyendo los accionistas, empleados, clientes y las comunidades en que operan”………… “Sin un sentido de propósito, ninguna empresa, cotizada o no, puede lograr su potencial total.  Al final perderá su licencia para operar de parte de stakeholders clave. Sucumbirá a las presiones cortoplacistas de distribuir ganancias y en el proceso sacrificará inversiones en el desarrollo del personal, innovación y en capital necesarias para el crecimiento en el largo plazo.” (énfasis añadido).

Ningún libro de texto sobre responsabilidad social de la empresa lo podría expresar mejor.  Aquella frase se convertirá en la otra cara de la moneda de la repetidísima frase (fuera de contexto [1] ) de Milton Friedman:

             “El negocio de los negocios es hacer negocios. No hacen falta disculpas”.

La carta ha tenido un gran impacto mediático, pero ¿tendrá impacto real?  Por lo pronto ha puesto el tema en la mente de muchos dirigentes y dado el poder de influencia de BlackRock podría esperarse impacto real.  Muchos medios la citaron, pero ha habido muy poco análisis de las implicaciones prácticas de la carta, sobre toda para la misma BlackRock.  Pero como es común en estos casos los medios se limitan a citar, sin analizar lo que comentan. [2] 

Pero es importante analizar más a fondo la realidad, en tres consideraciones:

1.      Poder de influencia: BlackRock es el más grande inversionista del mundo por lo que las palabras de su Consejero Delegado pueden tener efecto en la opinión publica en general y en los directivos empresariales en particular. En principio, estos últimos no deberían querer tenerlo en contra ya que sus fondos de BlackRock poseen porcentajes significativos del capital de muchas empresas y en algunas son el mayor accionista. Para ponerlo en contexto podemos recordar que los activos que gestiona BlackRock son de US$6.000.000 millones, lo que es casi cinco veces la capitalización de la totalidad de las empresas que cotizan en los mercados bursátiles de España, que ascienden a US$1.300.000 millones, y cinco veces la capitalización de todas las bolsas de América Latina (cifra semejante a España). Como si BlackRock poseyese cinco veces todas las empresas cotizadas en España o en América Latina, o dos veces y media todas ellas.

2.      Limitado poder de actuación: Tanto BlackRock como Vanguard, el segundo gestor más grande de fondos de inversión, son inversionistas pasivos, sus fondos reproducen diferentes partes del mercado de valores, adquiriendo acciones de todas las empresas integrantes del sector correspondiente.  Solo compran o venden acciones cuando cambian las empresas integrantes (muy pocas veces) o cambian sus proporciones en el índice (no son grandes cambios es un rebalance). Por, ejemplo el fondo que reproduce el índice del S&P 500 posee todas las 500 acciones que lo integran, en las mismas proporciones (en función del valor de mercado de cada acción) que se encuentran en el índice.  Otro fondo puede reproducir el índice Russell 2000 o el FTSE 100, que contienen todas las acciones en las mismas proporciones. 

¿Por qué es esto importante? Porque por estrategia de inversión no pueden decidir dejar de invertir en empresas individuales, debe poseerlas todas las del índice correspondiente aunque sean irresponsables.  Por mucho que el Sr. Fink exprese interés en el propósito de las empresas de servir a la sociedad sus fondos poseen empresas que producen armas, tabaco, alcohol, apuestas, intensivas en impactos negativos sobre el cambio climático, etc. y acciones de las instituciones financieras que las financian, además de otras empresas irresponsables.  Podrían ofrecer fondos especializados en empresas responsables, pero no lo hacen, son gestores de fondos de índices generales, no de índices para inversionistas socialmente responsables (ver Todo lo que necesitas saber sobre la Inversión Socialmente Responsable en cinco respuestas).  Después de la carta BlackRock anunció que esperaba ofrecer fondos nuevos que excluyeran fabricantes y vendedores de armas.  Con estos fondos nuevos no tienen que vender acciones de empresas irresponsables, sencillamente no las compran con los nuevos recursos que los inversionistas le encomiendan.  Pero las siguen poseyendo en los demás fondos de inversión.

3.      No usan el limitado poder que tienen. Aun cuando no puedan dejar de invertir en empresas irresponsables, por lo menos pueden tratar de influenciar las decisiones de sus Consejos y de sus dirigentes ya que por su gran magnitud poseen porcentajes significativos de muchas empresas, aun cuando no tienen el poder de amenazar con vender las acciones. Para un fondo de tal envergadura el mensaje de están vendiendo acciones de una empresa por irresponsable sería de gran impacto.  Pero no lo hacen por lo que comentábamos arriba, además de que sería financieramente suicida ya que al hacer el anuncio caería el precio de esas acciones, que poseen, perjudicándose a sí mismo. Aparte de que no es factible hacerlo en un corto plazo ya que la magnitud de acciones que deberían colocar en el mercado también afectaría negativamente el precio.   No tienen interés en mover el bote ya que se pueden caer al agua.

Una de las modalidades más efectivas de ejercer su poder de influencia es a través de sus votos sobre proposiciones sometidas a las Asambleas Generales de Accionistas, AGA.  Pero lo hacen muy poco. Su estrategia es usar esto como último recurso cuando las conversaciones privadas no han surtido efecto, aunque esto puede parecer mas bien una excusa.  Prefieren usar el poder de persuasión, tratando de influenciar las decisiones de las empresas que poseen a través del diálogo, lo cual hacen continuamente, con más de 1.000 empresas, lo que no afecta negativamente el precio de las acciones que poseen. La mayoría de los gestores de fondos de inversión tienen un involucramiento mucho más activo que BlackRock.  Uno de sus pocos casos de involucramiento directo ha sido con Exxon cuando pidieron abolir la política de esta empresa de que los miembros independientes del Consejo no podían hablar con los accionistas (con Mr. Fink, por ejemplo) y el caso en que votaron a favor de una resolución en la AGA para pedir mejor y mayor información sobre su impacto en el cambio climático, que fue aprobada y dio lugar a que a principios del 2018 Exxon publicara un informe sobre el tema. Pero esto es más la excepción que la regla. Hasta mediados del 2017 había votado en contra de 14 resoluciones semejantes en empresas de combustibles fósiles y solo a favor en 2 casos, incluyendo Exxon.

En el siguiente gráfico se puede observar que BlackRock y Vanguard, los mas grandes son los menos activos, sólo en el 2% de los casos han votado a favor de resoluciones sobre cambio climático (se ha abstenido en muchas otras). [3] [4]



Es de esperar que después del impacto mediático que ha tenido la carta, las denuncias de algunas instituciones sobre su tibieza en las resoluciones en las AGA y la actualización de sus políticas de votación sobre la propuestas en las AGA intensifique su activismo en responsabilidad empresarial.

En resumen

BlackRock propugna la responsabilidad de las empresas de contribuir al mejoramiento de la sociedad y del medio ambiente, pero sus acciones reflejan solo parcialmente esas declaraciones, parece como si esperase que las empresas cambien sus estrategias y gestión por voluntad propia, basado en sus exhortaciones. No utiliza todo el poder que tiene para contribuir a ese mejoramiento que le pide a otros.  Quizás teme el impacto sobre el valor de sus inversiones.  Parece ser hipocresía por no decir greenwashing.





[1] Pero no se cita que también dijo: La responsabilidad del ejecutivo es manejar los negocios de acuerdo a sus (de los accionistas) deseos, que generalmente es ganar tanto dinero como sea posible, cumpliendo con las reglas básicas de la sociedad, tanto las establecidas en las leyes como aquellas plasmadas en las costumbres éticas” (énfasis añadido)………….. “Puede, en el largo plazo, ser del interés de la empresa, que es un gran empleador en una pequeña comunidad, el dedicar recursos a proporcionar facilidades a la comunidad o mejorar su gobernanza.  Esto puede facilitar la atracción de empleados, puede reducir el costo de la nómina o reducir las pérdidas y el sabotaje o tener otros efectos beneficiosos”.  Ver  mi artículo  Friedman y Smith: ¿Enemigos de la responsabilidad de la empresa?.

[3]  El gráfico es del artículo Four Mutual Fund Giants Begin to Address Climate Change Risks in Proxy Votes: How About Your Funds?, que es más optimista sobre el cambio de actitud de BlackRock-

[4] La publicación Proxy Preview 2018: Helping Shareholders Vote Their Values (acceso con registro previo gratuito) analiza las votaciones sobre las resoluciones en las AGA e incluye las votaciones de los gestores de fondos de inversión.